Así
es. Madrid ha llegado, amigos. Y con Madrid, llegan también un cúmulo de nuevas
emociones: alegría, miedo, nerviosismo... pero por encima de todo, muy por
encima, los 250 becados sentíamos lo mismo: ilusión.
Y
es que yo no era consciente de lo real que era todo esto hasta que me vi en un
avión, volando hacia un fin de semana imposible de olvidar.
Por
si hay alguien que no lo sepa, el viaje a Madrid era el primer paso después de
conseguir la beca. Asistes a reuniones, te enseñan a sobrellevar los problemas
que puedas tener los diez meses que estarás sola… Y mil cosas más que contaré
por partes.
Viernes 8
Probablemente
el primer viernes desde hace mucho en el que madrugo con ganas. Y no me
extraña, sé lo que me espera.
Ya
en el aeropuerto, conocemos al resto de becados de la isla de los que hasta
entonces no sabíamos nada. (Miriam, Inés: aún no me creo que viváis tan cerca
de mí y que no nos hubiésemos visto antes) Compartimos nuestras experiencias durante
ambas pruebas y nuestros nervios (y nuestros auriculares) hasta que en Madrid
nos separan por destinos. Los de Canadá a un hotel, y los de USA, a otro.
Un coche nos recoge y nos lleva hasta el lugar en el que pasaremos uno de los fines de semana más cortos de nuestras vidas. Al llegar, recuerdo besos, abrazos. Algunas caras nuevas, otras un poco más conocidas. Más besos y más abrazos.
Se
hace extraño ver en persona a gente con la que llevas tanto tiempo hablando. Se
hace extraño ir a reuniones que hacen que te des cuenta de que es real, de que
está pasando. Que te vas a América.
Tony y yo en el avión, (probablemente mientras esperábamos a que el señor de al lado se despertase y nos dejara salir) |
Sábado 9
Este
día se me fue mucho la pinza. Y así como se me fue, mis compañeros de grupo no
dudaron en devolvérmela una, y otra, y otra y otra vez.
Pero
la parte buena es que aprendimos cosas como cómo hacer de tus debilidades un
punto fuerte, el significado de resilencia recilencia recilienza resiliencia,
que todos tenemos emociones como la niña pequeñita de del revés, que los albatrienses (o como sea el gentilicio de
Albatros) son unas criaturas un poco extrañas… y un montón de cosas que, por lo
menos a mí, me van a ser muy útiles.
Y
aunque al final me encasquetaran (por 3246597 vez) la pinza, y aunque tuviera
que bailar la macarena durante la cena, y aunque lo hiciera muy mal… fue un día
más que genial.
El grupo naranja, aka el mejor |
Domingo 10
Básicamente,
este día consistió en quejarse de que el fin de semana había pasado muy rápido.
También
tuvimos un par de reuniones y aprovechamos para resolver las últimas dudas que teníamos.
Y
cuando llegó la hora, tocó despedirse del resto de los becados. El peor
momento, probablemente. Entre besos,
fotos, abrazos… No dejábamos de prometernos que nos volveríamos a ver y yo no
dejaba de pensar cómo es posible que en cuestión de días lleguen a importarte
tanto personas de las que en un principio no sabías ni el nombre.
Personas tan
distintas a ti, pero a la vez tan parecidas.
Personas
que no voy a olvidar en mucho tiempo. Entre ellas
⇢ Judit,
mi catalana y profesora de catalán preferida.
⇢ Chevonne, capaz de interrumpir una gran obra de teatro con tal de pasarme la "traba".
⇢ Mis
dos queridas Ane, las mejores compañeras de habitación que me podrían haber
tocado.
⇢ Amalio
el mono de Marco, el sevillano que nunca se enfadó por meterme con los tópicos
andaluces.
⇢ Leyre
la oreja, la que me dio la pinza en el último segundo. Ojalá pudiera guardarte
rencor, pero me caes demasiado bien.
⇢ Nora,
mi compañera rompemesas. Gracias a ella, el sentimiento de culpabilidad se hizo
un poquito más pequeño y la situación se volvió un poquito más graciosa.
⇢ Carlota.
Sin duda, la mejor bailarina de la macarena de la sala.
⇢ Iván,
que no me dijo que era él hasta el último día, cuando desayunábamos.
⇢ Freddy,
mi profesor de natación, de “granaíno” y de todo lo que se le ponga por delante.
⇢ Sergio
USA, al que fue un placer conocer en persona y cerciorarme de que sí, soy un
poquito más morena que él.
⇢ Lidia,
Cami, Pablo, Nur, Ale, Rocío, Enrique, Víctor, y todo el equipo naranja en
general.
Y
mucha gente más, pero como esto empieza a parecerse a los agradecimientos del final
de un libro, terminaré diciendo que fue un finde más que genial.
De
hecho, la semana entera fue muy especial. El domingo, desde Madrid, cogí un
vuelo a Alemania para reencontrarme con los estudiantes alemanes del
intercambio.
Pero
esto no acaba aquí. Un periódico de la provincia se interesó por los becados de
mi isla y decidió hacernos una entrevista para el periódico (el día de mi cumple, je, je)
Muchas
cosas en muy poco tiempo. Muchas personas, muchas emociones. Pero, sobre todo,
muchas ganas.
Como dijo el monitor de mi grupo aquel sábado que ojalá no hubiese
terminado nunca:
El mundo es muy pequeño. Exploradlo.