Hoy me he sentado a almorzar en mi instituto, he mirado a mi alrededor y me he dado cuenta de lo mucho que todo ha cambiado desde las primeras semanas de mi viaje hasta ahora. Cuando llegué aquí me parecía que todo era genial porque había venido con la idea de que tenía que ser muy positiva para que se me hiciese más fácil. Y en aquel momento no me di cuenta, pero en realidad no todo fue tan sencillo.
Echando la vista atrás a las primeras semanas de clase, me veo a mi misma por los pasillos, sin hablar con nadie, contando las clases que me quedaban antes de volver a casa. Entre clase y clase me sobraba tiempo con el que no sabía qué hacer, y más de una vez me encerraba en el baño por unos minutos simplemente porque no quería hablar con nadie.
Pero lo peor llegaba a la hora del almuerzo. Veía mesas llenas de gente que no conocía y acababa sentándome con cualquiera que estuviera en al menos una de mis clases, aunque no hubiese sido invitada.
Al cabo de unas semanas, tenía un grupo de "amigos" con los que almorzaba cada día, pero sabía que solo estaban siendo amables conmigo, y que si un día no estuviese en clase ellos ni lo notarían.
Cuando acababan las clases daba un par de vueltas por el instituto hasta que mi familia llegara para recogerme, fingiendo que caminaba hacia algún lugar al que tenía que ir cuando en realidad estaba evitando esperar sola a la salida mientras todos los demás hablaban con sus amigos.
Puede parecer superdramático
Cuando por fin entraba al coche con mi familia, siempre me preguntaban que tal había sido mi día, y ni una sola vez respondí "mal", porque realmente pensaba que todo era genial y ya en ese momento me encantaba América.
Pero poco a poco... alguien te dice que le caes bien, otra persona te invita a pasar una tarde con ellos, algunos empiezan a enviarte mensajes de texto por las tardes, en el almuerzo empiezan a incluirte en todas sus conversaciones, empieza a haber mucha más gente que te habla durante los cambios de clase, te piden opinión, te invitan a fiestas de pijama, empiezan a reírse con tus comentarios... En definitiva, empiezas a sentir que ahora sí que tienes amigos.
Y así, sin darte cuenta, ahora llegas a clase y lo único que quieres hacer es hablar con todos tus amigos.
Ahora echas la vista atrás y notas que el camino no ha sido fácil, pero ha merecido muchísimo la pena.